1. Implementar una Gestión de Identidad y Accesos (IAM) Sólida
Aplicar el principio de mínimo privilegio (dar solo los permisos estrictamente necesarios).
Exigir autenticación multifactor (MFA), especialmente para administradores.
Revisar y auditar periódicamente las políticas IAM para detectar roles demasiado amplios.
Preferir credenciales temporales en lugar de llaves de larga duración (tokens de corta vida, identidad de cargas de trabajo).
Por qué: La mala configuración de IAM es una de las principales causas de brechas de seguridad. Un control estricto reduce la superficie de ataque y evita la escalación de privilegios.
2. Cifrar los Datos en Reposo y en Tránsito
Asegurar que todos los datos almacenados usen un cifrado fuerte (AES-256 o equivalente).
Usar TLS 1.2+ (o TLS 1.3) para todas las comunicaciones en tránsito entre servicios.
Gestionar las llaves de cifrado de manera segura (preferir servicios nativos como AWS KMS, GCP KMS o Azure Key Vault).
Rotar las llaves de cifrado de forma periódica.
Por qué: El cifrado garantiza que, incluso si un atacante accede a los datos, no pueda leerlos sin las llaves.
3. Habilitar Monitoreo y Registro Continuo
Recopilar logs de todos los servicios (firewalls, bases de datos, aplicaciones, IAM).
Centralizar el registro y monitoreo (ej. Cloud Logging, CloudTrail, Azure Monitor).
Habilitar detección de anomalías y alertas ante actividades sospechosas (ej. inicios de sesión desde ubicaciones inusuales, picos repentinos de red).
Integrar el monitoreo con un sistema SIEM (Security Information and Event Management).
Por qué: La visibilidad es fundamental. Sin monitoreo, los ataques pueden pasar desapercibidos durante meses, aumentando el impacto.
4. Asegurar la Arquitectura de Red
Usar subredes privadas para cargas de trabajo sensibles.
Restringir el tráfico entrante y saliente con reglas de firewall o grupos de seguridad.
Aplicar principios de redes Zero Trust (no asumir que la red interna es segura).
Usar VPNs, bastion hosts o proxies con identidad para accesos administrativos.
Por qué: La mala configuración de red permite a los atacantes evadir la seguridad de la aplicación. Una arquitectura en capas dificulta la explotación.
5. Automatizar la Seguridad con Políticas e Infraestructura como Código (IaC)
Definir las políticas de seguridad como código (ej. Terraform, Pulumi o CloudFormation).
Automatizar revisiones de cumplimiento con herramientas como Open Policy Agent (OPA) o Conftest.
Ejecutar escaneos de vulnerabilidades en pipelines CI/CD (contenedores, dependencias, plantillas IaC).
Usar gestión automática de parches para sistemas operativos, contenedores y dependencias.
Por qué: La configuración manual es propensa a errores. La automatización asegura consistencia, reduce malas configuraciones y ayuda a cumplir normativas (ISO 27001, SOC2).